¿Cómo mantener la mente sana en la ciudad?… expertos opinan
Nos gusta vivir en la ciudad. Más de la mitad del planeta lo hace actualmente y a finales de siglo siete de cada diez habitantes del planeta vivirán en ciudades.
Es comprensible. Las grandes urbes tienen numerosas ventajas, entre las que destacan mejores servicios sanitarios, educativos, culturales y de ocio. Además, la gran mayoría del empleo se genera en los entornos urbanos.
Pero no todo es ventaja: algunos expertos señalan que las ciudades aumentan los riesgos para la salud mental.
La idea no es nueva. Los científicos llevan décadas profundizando en ella, desde que un estudio de 1930 apuntó que vivir en una ciudad aumenta el riesgo de sufrir psicosis. La lista de enfermedades mentales relacionadas con la vida en núcleos de población densos y, con demasiada frecuencia, contaminados y ruidosos, no ha dejado de crecer desde entonces.
La depresión y la ansiedad están entre ellas. Los científicos aún están buscando las pruebas definitivas que relacionen la aparición de algunas de estas enfermedades con el ambiente urbano, pero no hay duda de que quienes viven en la ciudad se exponen a factores que pueden alterar su equilibrio mental, aunque sea de forma pasajera. Afortunadamente, hay maneras para sobrevivir al impacto de la jungla de asfalto.
Un gran enemigo del equilibrio emocional del urbanita (persona que ha nacido o vive en una ciudad) es la contaminación, tanto en su versión atmosférica como en la acústica.
Según el psiquiatra español José Luis Pedreira, el ruido incrementa la irritabilidad y la excitabilidad, lo cual hace que aumente la tensión y se produzca lo que habitualmente se denomina estrés. La respuesta del individuo puede ir desde descargas agresivas hasta situaciones de hiperactividad psicomotora o reacciones de ansiedad.
Con estos riesgos en mente, el psiquiatra señala algunas de las herramientas disponibles para protegernos de estas amenazas.
Por ejemplo, en el caso de la contaminación acústica sugiere insonorizar las viviendas, y usar tapones para los oídos o auriculares que aíslen del ruido.
En cuanto a cómo hacer frente a los efectos de la polución, el experto propone limpiar con mopas humedecidas, reducir el uso de las calefacciones, aumentar las salidas periódicas a lugares menos contaminados y usar mascarillas para transitar por las calles.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso de máscaras para filtrar el aire que respiramos no evitará la exposición a la contaminación ambiental; según un estudio publicado en la revista Science of the Total Environment, la mejor de las mascarillas comerciales para ciclistas apenas llega a proteger frente al 50% de las partículas contaminantes.
Por su parte, el profesor de psicología de la Universidad Europea de Madrid Rubén García ve en el compromiso social la clave para crear un entorno proclive a la salud mental.
Para García, “nuestro entorno es el lugar donde nos criamos, educamos a nuestros hijos, crecemos y nos desarrollamos. La tarea, en este sentido, sería tejer relaciones de cuidado mutuo en el que se priorice el bienestar, el respeto y el crecimiento de una manera sostenible e igualitaria.
Nuestro equilibrio emocional depende, en gran medida, de si llevamos a cabo esta idea. Para conseguirlo, García anima a participar en nuestra comunidad para hacer de los espacios de convivencia lugares más saludables.
Una interesante prueba de que comprometerse con los demás es beneficioso para la salud mental está en las iniciativas relacionadas con las personas mayores. Basta conocer algunos testimonios para comprender que cultivar las relaciones sociales mejora el bienestar emocional, que es un propósito puede hacerte más feliz.
Es importante esforzarse en ello porque, irónicamente, la vida en la ciudad puede ponértelo difícil por mucho que las urbes sean los mayores puntos de encuentro de las personas.
Por eso García Sánchez insta a “aprender a decir que no, y a seleccionar los eventos sociales, profesionales y familiares que se nos presenten en el día a día. Es mejor no programarse muchas actividades y dejar tiempo para uno mismo”.
Otra actividad fundamental para liberar el cuerpo de la tensión de la vida en la ciudad es tan sencilla como dar un paseo. No siempre tiene por qué ser por una zona verde, pero la influencia de la vegetación en la salud es innegable.
Las conclusiones de un reciente estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona invita a pensar que, si la costumbre es buena en los adultos, todavía lo es más entre los niños. Según el trabajo, los niños que crecen en contacto con espacios verdes muestran de adultos niveles más bajos de nerviosismo y depresión, así como una mayor vitalidad.
Frente al cuidado mutuo que propone García Sánchez, la psicóloga y socia directora de Somos Psicólogos y Formación, Beatriz González, sugiere buscar tiempo para uno mismo y hacer actividades de ocio con las que disfrutar, ya que “eso ayuda a desconectar de la tensión diaria y a encontrarnos más fuertes ante los estresores y generadores de la ansiedad y la depresión”. La idea principal del mensaje es aprovechar esos momentos para recuperar la energía y conocerse a uno mismo. Entre las actividades más adecuadas, la psicóloga destaca el senderismo, el yoga y el baile.
En todo caso, cuando acabes la jornada el objetivo es bajar pulsaciones. Para ello, la psicóloga Beatriz González sugiere, en primer lugar, dedicar unos minutos a rememorar las vivencias felices. “Si las hemos tenido durante el día podemos recrearnos en ellas, si no, podemos evocar experiencias pasadas. Recordar estos momentos hará que nos renovemos”, asegura la experta, quien añade una propuesta última para “vacunarnos” frente al estrés urbanita: “Al terminar el día, una buena opción es darse un baño en un ambiente de relajación. Para ello, use aceites esenciales y velas aromáticas. Los olores agradables generan recuerdos y sensaciones placenteras que producen relajación”, concluye.
https://elpais.com/elpais/2019/05/28/buenavida/1559048890_513582.html